Durán Sánchez - Nosotros

NUESTRO BACKSTAGE: LA DEHESA

Donde nace el ibérico, nacimos nosotros.

Cada producto que sale de nuestras manos lleva algo de nosotros: nuestro apellido Durán Sánchez, nuestro linaje, nuestra tierra.

Somos una empresa familiar con raíces profundas en Guijuelo, la cuna del ibérico. Aquí, en este rincón de la sierra salmantina, el aire frío y seco del invierno y los veranos cortos pero intensos crean las condiciones ideales para una curación única.

Guijuelo no es solo un lugar en el mapa. Es un santuario del ibérico. Aquí la tradición no se pierde: se respira. Es el único punto de España donde el clima y el saber hacer se dan la mano para curar jamones y embutidos con un sabor que no se olvida.

Desde el primer paso, hablamos directamente con nuestros ganaderos de confianza, asegurando que todo comience con la mejor base. Ponemos toda nuestra ilusión en cómo transcurrirá la vida de los cerdos ibéricos de bellota durante la montanera. De encina a encina, por las dehesas salmantinas y extremeñas —entre las mejores para la cría del cerdo ibérico, por la calidad de su encina, su clima y el equilibrio natural entre pasto, agua y sombra—, llegan a recorrer hasta 14 kilómetros diarios en busca de su manjar preferido: la bellota.

En nuestras instalaciones —entre ellas, un edificio industrial centenario— conservamos secaderos naturales y una bodega con suelo de losas de cantería y gruesas paredes que guardan el silencio, la calma y el tiempo que cada pieza necesita.

Contamos con la certificación oficial de la Norma del Ibérico, otorgada por Certicar, que garantiza el cumplimiento de todos los estándares de calidad, trazabilidad y pureza exigidos por la legislación vigente. Además, nuestras instalaciones cumplen con todos los permisos y controles veterinarios requeridos, asegurando la máxima seguridad alimentaria.

Y una de nuestras señas de identidad: sin intermediarios, sin rodeos. Solo usted y un producto que cuidamos desde el origen hasta el momento en que lo saborea.

Podrá adquirir nuestros productos ibéricos a increíbles “precios de fábrica” en cualquiera de nuestros tres puntos de venta en Guijuelo. Y si lo prefiere, también puede realizar su pedido y se lo enviaremos directamente a su domicilio. Comodidad y calidad, sin intermediarios.

Guijuelo no es solo un lugar en el mapa. Es un santuario del ibérico.

Durán Sánchez - El espectáculo de la montanera
Durán Sánchez - Nuestra fábrica de talentos

LA CLAVE

Nuestra Fábrica
de talentos

AYER Y HOY: DE UN SUEÑO A UNA REALIDAD.

En Guijuelo, donde el viento perfuma el aire con el aroma de encinas, alcornoques y bellotas caídas, Juan descubrió un camino que jamás imaginó recorrer.

Corrían los años 80 cuando, en la bodega de su casa, entre paredes gruesas que resguardaban el silencio y la calma, comenzó a curar sus primeros jamones. Con manos firmes y corazón inquieto, trabajaba sin descanso. Quería ofrecer a su familia un futuro mejor y, sin saberlo, estaba sembrando un legado. Lo que nació como un sueño se transformó en una pasión, y esa pasión, en un arte que traspasaría generaciones.

Abierto, cercano y con buen olfato para las oportunidades, Juan se rodeó de buenos contactos y pronto comenzó a comercializar sus jamones en Madrid, llevando consigo el sabor de su tierra y el orgullo de su trabajo.

Junto a su mujer, María Teresa, abrieron en Guijuelo su primera tienda de jamones y embutidos ibéricos, situada junto a la Plaza Mayor. Ella era la calma en medio del entusiasmo, el equilibrio silencioso que sostenía tanto a la familia como al negocio. Con un don natural para ver lo esencial, sabía siempre cuándo era el momento de parar, respirar y seguir adelante.

La tienda no pasaba desapercibida: su fachada, pintada a mano por un artista de la zona, mostraba una escena de montanera, con los cerdos entre las encinas y un porquero vareando ramas para hacer caer las bellotas. En su interior, un tejadillo de madera daba un toque rústico, evocando la tradición y la conexión con la naturaleza que tan bien conservaba el jamón.

Unos años más tarde, junto a sus hijos Sergio y Patricia, nació la sociedad Jamones Durán Sánchez S.L., y con ella, una segunda tienda en la avenida principal de Guijuelo. En este nuevo espacio, Juan quiso compartir con sus clientes una Exposición de Figuras del Cerdo, una colección que había empezado como un guiño de admiración. Era su forma de rendir culto al alma generosa de su negocio, al origen de todo. En el techo, otra obra del artista lo cal sorprendía a los visitantes: una escena celeste donde ángeles traviesos jugueteaban con jamones, como si aquellas exquisiteces fueran regalos del cielo.

A medida que la demanda de sus productos aumentaba, la empresa adquirió un edificio industrial centenario en la villa, con vistas desde sus ventanas a la imponente sierra de Gredos. Allí, en ese rincón lleno de historia, se propuso curar para su gente el mejor jamón del mundo.

Fue en un otoño de aire fresco y hojas doradas cuando se abrió la tercera tienda. Esta vez, con algo distinto: una barra de degustación donde el jamón se servía al ritmo de los brindis, el vino y la buena conversación. Como en las antiguas fiestas de los pueblos, había tablas repletas de ibéricos, pequeños bocados calientes y un ambiente que invitaba a quedarse. Allí, entre el bullicio y la calidez, la familia Durán Sánchez celebraba la vida a través de sus sabores.

Porque algunos sueños nacen en silencio, pero resuenan para siempre en cada bocado. Hoy, cada pieza que sale de nuestras bodegas lleva consigo la historia de un hombre sabio y genuinamente emprendedor que creyó en su pasión.

Esta bonita historia no sería posible sin el buen hacer del resto del equipo de nuestra empresa, que también es nuestra familia.
A cada persona que ha puesto sus manos, su tiempo y su cariño en este proyecto, les debemos más de lo que las palabras pueden contar.
Gracias por cuidar, por creer, por seguir adelante cada día con nosotros.

Porque un jamón se cura en silencio… pero solo con el esfuerzo de muchos llega a ser inolvidable.